lunes, abril 17, 2006

Re-Post: Me lo venía venir (uno siempre lo dice mal)

Pegale una leidita... dale... No tenía razón?

Hoy voy a hablar de Milton Wynants, mi ídolo.
Milton, por el solo hecho de llamarse Milton trae consigo una enorme fuerza de voluntad que viene aparejada de una infelicidad digna de su nombre.
Milton es un tipo pobre del interior. De chiquito le gustaba el futbol, pero al no tener suerte con la pelota se dedicó a andar en bici.
El destino quizo que fuera uno de los mejores ciclistas de nuestro país. A tal punto que se fue a las Olimpíadas. Allí le robaron su bicicleta y tuvo que conseguir otra de apuro. Nadie lo conocía, hasta que una mañana el páís nos presentó a nuestro nuevo ídolo: Se llamaba Milton y era prognata.
En las calles solo se hablaba de él.El estado del tiempo, la crisis y el fútbol dejaron de ser los temas de ascensor, ahora se hablaba de un tal Milton, Milton Wynants.
Cuando llegó de las Olimpíadas su familia orgullosa lo fue a recibir al aeropuerto mientras un grupo de malvivientes saqueaban su casa en Paysandú.
No pasó mucho tiempo cuando Milton comenzó a entrenarse para su nuevo desafío: Atenas 2004. Estaba en eso cuano una trágica mañana un camión se estrelló contra su cara en una carretera. El país estaba conmocionado, su ídolo estaba grave.
Pero la voluntad de Milton hizo que se recuperara y siguiera entrenando.
Yerba Armiño colaboró con Milton otorgándole un peso por cada kilo de Yerba vendido, con su ayuda y la voluntad de Milton es que se preparó para el campeonato preolímpico.
Fue allí cuando en mitad de la competición la mala suerte lo hizo rodar por el suelo de la pista, pero Milton, quizá pensando en todos los Uruguayos y en Yerba Armiño, logró levantarse y ganar la competición, casi sin darle importancia al dolor que la caída le había provocado.
Por fin había clasificado a Atenas 2004, nuestra nueva esperanza. Milton es la esperanza de todo un pais, ya que es el único integrante de la delegación olímpica que tiene chances de ganar una medalla.
Lamentáblemente Milton se perdió la ceremonia de apertura, quizá la mejor que haya habido en toda la historia, pero de todas formas llegó a Atenas días mas tarde, claro que en el aeropuerto se dió cuenta que le habían robado dinero y un cronómetro de 300 dólares de la valija.
Y ahí está Milton, con su cara de almacenero, codeándose con los mejores atletas del mundo, mientras un país entero espera su competición, luchando por una medalla olímpica.
Claro que si Milton sale decimo noveno nunca mas volveremos a hablar de él, pero el seguirá, con su fuerza de voluntad y su mala suerte, bicicleteando en las calles de Montevideo.
Fuerza Milton!

Comments:
pooooobre milton....pobre! POBREEEE!
 
Él es feliz.









Bah. En realidad no estoy seguro.
 
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